Mis experiencias.




                                                             posesión


 Beatriz es la hija pequeña de una familia rumana amigos mios.
Hablando con su padre me dijo que nunca pudo estar dentro de una iglesia durante una misa completa, pues siempre que lo hacía pasaba algo, caer al suelo en redondo de un mareo, desmayos, etc
Me impactó muchísimo nunca me había encontrado un caso así la primera vez que le vi sentí que tenía pánico a estar sola .
Su padre me pregunto si le podía ayudar, después de meditarlo unos momentos, sabía que si
y quedamos para hacer el trabajo días después por la tarde.
Le hice una limpieza a la casa y a su hija. Todo sale bien, perfecto.
Me sentí contento cuando días después me la encontré, su cara estaba feliz, parecía otra persona,
di gracias a Dios en mi interior por permitir que el trabajo hubiese salido bien.




OTOÑO DEL 2009


Me gustaba visitar a un amigo en su finca y  pasar buenos ratos de charla con el.
Una tarde le vi serio, me dijo que había pasado algo, a un hombre con el que tenia amistad se le había matado un hijo en un accidente de trafico y que se sentían muy mal, que no podían dormir ni descansar, pues el espíritu de su hijo andaba por la casa, especialmente por la noche. No paraba de encender las luces, trastear por la cocina, mover platos, etc y que era imposible pegar ojo.
Me pregunta si les puedo ayudar. Después de meditarlo un rato Le digo que si. Esa misma tarde les llamo por teléfono, quedamos varios días despues.  me presento en su casa y me reciben muy amables. me dicen: lo sentimos, sabemos que es nuestro hijo, es como si quisiera decirnos algo, especialmente a su madre. Cuando me lo contaban pude ver como la pena y la tristeza le invadía. Al padre se le veía , desesperado y muy nervioso. Su otro hijo se veía también abatido. Noté mucha tensión en el ambiente.  Entonces les pido permiso para empezar el ritual. Nada mas empezar siento como poco a poco la paz y el sosiego invaden la casa. Todo sale bien. Al terminar el ritual recojo mis cosas y me marcho, me siento contento, se que todo ha salido bien.
Días después me encuentro con ellos y les pregunto como va todo, me confirman lo que ya se, sienten paz en la casa y pueden volver a descansar.
Me alegro y doy gracias a Dios por todo. 








Tertulias familiares con amigos.




A la sombra primaveral del patio de la residencia, tardes frescas y muy agradables. Una de las muchas tardes que nos reunimos, se me encogió el corazón al escuchar lo que estaba contando una mujer, que también venia a ver a su madre. Alguien le preguntó: ¿como estas? y la mujer rompió a llorar. Me sorprendió verla tan vestida de negro. Al escucharle comprendí que tenia motivos, una terrible tragedia acababa de pasar en su familia recientemente, su hijo se había ahorcado delante de su hijo pequeño, de unos siete años.
La pena le ahogaba, sus lágrimas no paraban y apenas podía hablar. Me quedé sin saber que decir escuchándola .
Pocos días después volvimos a coincidir en la reunión de las tardes. En un momento me acerqué y le dije que había estado meditando sobre su problema y que le podía ayudar, de nuevo la mujer rompió a llorar, me dijo: "por favor, si puedes hazlo, siento a mi hijo todo el tiempo conmigo, siento su enorme pena que me ahoga, si por favor, si puedes ayúdame".
Al día siguiente le hice el trabajo, sabía que estaba complicado, pero al final del ritual sentí que poco a poco se iría arreglando todo.
Pasaron semanas hasta que volvimos a coincidir otra tarde, le pregunté que como iba todo, me sonrió levemente y eso me confirmo lo que yo sabía. Me dijo que la pena que antes le ahogaba se había ido y que podía sentir paz en su interior. Seguía teniendo el dolor de haber perdido a su hijo, pero que ahora era diferente. Sonrió, me dio las gracias. Sabíamos que había pasado algo, me dijo que había vuelto a poder descansar de nuevo y yo le di gracias a Dios en mi interior por todo.








ojo con el mal de ojo

Lucia desde que nació era una niña muy tranquila nunca dio problemas a sus padres pasaba casi todo el tiempo durmiendo.
Según pasaba el tiempo sus padres se empezaron a preocupar muchísimo le llevaron al medico una y otra vez y nada, no había forma de hacerle comer, pasaba los días con un vaso de leche, un yogur y a veces sin nada solo quería dormir. Su madre estaba preocupadísima no entendía que estaba pasando, estaba a punto de hacer la primera comunión y no desarrollaba como una niña normal.
Cuando la vi me dio la impresión de que estaba ausente, en sus ojos no había ilusión, sentí que algo no estaba bien después de investigarlo pude comprobar que padecía lo que solemos llamar por mal de ojo. Me preguntaron si podía ayudarla, les dije que si. Días después hicimos un ritual de limpieza. A la semana siguiente me llamaron estaban muy contentos, su madre con voz sorprendida me dijo: Lucía ayer por la tarde me pidió que que le hiciera un bocadillo, se echó a reír, no se lo podía creer. Desde entonces come, juega y ríe como una niña normal.
Si Dios quiere todo es posible.
Gracias padre.